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El Colegio Nacional de Opticos-Optometristas recomienda tener en cuenta el papel de los juguetes en el desarrollo visual de los niños.


• Los primeros juguetes de un niño deben ir destinados a estimular su sistema visual y auditivo. Para ello, los juguetes deben tener colores llamativos y muy vivos.

Madrid, enero de 2010

Una vez pasadas las fechas navideñas, el Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas de España recuerda a los padres la importancia de evaluar el papel que desempeñan los juguetes en el desarrollo y la salud visual de los más pequeños de la casa.

En primer lugar, el CNOO recomienda que los juguetes no supongan ninguna amenaza potencial para la salud ocular de los niños. Siempre hay que asegurarse de que los juguetes sean apropiados para su edad y grado de madurez, evitando en la medida de lo posible que contengan partes afiladas, puntiagudas o que actúen como proyectiles.

Asimismo, los padres deben tener en cuenta en todo momento las recomendaciones de los fabricantes, en especial de aquellos juguetes que presenten lentes o espejos que puedan concentrar la luz, como lupas, telescopios, microscopios o prismáticos, ya que pueden provocar quemaduras graves en los ojos si no se utilizan de forma adecuada y bajo la supervisión constante de un adulto.

Los niños, mientras están jugando, aprenden y desarrollan sus capacidades visuales. Sus primeros juguetes deben ir destinados a estimular su sistema visual y auditivo. Así, entre el primer y el tercer mes de vida, los juguetes deben tener colores llamativos y muy vivos. Además, deben acercarse al bebé a unos 20 centímetros para que se interesen por ellos.

En el tercer mes de vida, el niño empieza a desarrollar la coordinación ojo-mano. A partir de los seis meses, se estabiliza la visión binocular y cromática. El bebé es capaz de controlar la dirección de su mirada y comienza a controlar los movimientos de sus manos. Puede jugar ya con cubos que se apilan, juguetes con los que tenga que reconocer formas geométricas, juguetes que produzcan sonidos al tocarlos, etc. A partir de los tres años, el niño puede jugar con rompecabezas que le ayuden a desarrollar su percepción y memoria visual.

Supervisión de un adulto

Juan Carlos Martínez Moral, Decano del Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas, aconseja a los padres “que jueguen con sus hijos o los acompañen mientras están jugando, ya que, sobre todo en edades comprendidas entre los 3 y los 6 años, podrán descubrir si tienen problemas para identificar colores o para coger un objeto, porque no lo ven bien, calculan mal las distancias o tienen un campo visual limitado”. En tal caso, los padres podrán llevar al niño a una revisión con el profesional de la visión óptico-optometrista para realizar un diagnóstico temprano de un posible problema visual.

Los padres tampoco deben olvidar que los juegos al aire libre contribuyen en gran medida al desarrollo de las capacidades visuales del niño, ya que permiten que no se estimulen siempre en un entorno próximo.

Videojuegos

Los videojuegos, por su parte, ayudan a desarrollar la coordinación ojo-mano, la rapidez de reflejos y la capacidad de concentración, pero no se recomienda su uso durante más de 10-15 minutos consecutivos y siempre en niños mayores de 12 años, ya que la utilización abusiva de este tipo de juegos puede acarrear problemas de salud y hábitos sedentarios.

En líneas generales, el control de la dinámica de los videojuegos puede aumentar la capacidad perceptiva, intuitiva y visual de los niños, lo que se traduce en disminución del tiempo de reacción, mejor dominio de los equipos informáticos y potenciación de otras habilidades, como leer, estudiar o hacer deporte.